¿Quién no ha jugado alguna vez al monopoly?
Cuántas tardes hemos pasado de críos comprando y vendiendo propiedades que nos hacían sentirnos las personas más ricas del tablero. Cómo ansiábamos tener más y más. Queríamos poseer, dominar, comprar,.. tener en definitiva el monopolio de este mundo ficticio.
Pero una mala racha también nos jugaba malas pasadas. La progresiva perdida de inmuebles, de poder, de dominio, la imposibilidad de remontar, el acoso de tus contrincantes, la cárcel,... al final te llevaban a la más completa ruina, y caput.
Qué símil con la vida misma, y más con los tiempos que corren.
Pero este inocente juego de mesa tiene también su pequeña historia que se remonta a casi un siglo de vida.
.
Recordemos cómo se juega.
Y después de este pequeño homenaje a uno de nuestros juegos de infancia, por qué no ir al trastero a recuperarlo, desempolvarlo y volver a pasar una tarde de domingo jugando al Monopoly.
¿Alguien se apunta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario